viernes, 5 de junio de 2009

Maleconcito

Maleconcito

por Adela Dore


Llevaba un color verde muy intenso y no paraba de bailar,
al acercarme a el sentía como me perdía entre sus olas,
sentía algo muy profundo, algo que no puedo describir,
como un sentimiento de alguna vida pasada,
o una historia de amor que nunca fue.

El momento, reuniendo detalles tan perfectos, me llevó al recuerdo de ese día.
Esa sonrisa dulce y pícara que me ofrecía una bachata,
ese mar intenso, oscuro, lleno de pasión, que nos mandaba a la orilla en cada beso.
Su piel, tersa, iba a toda lentitud, sintiendo compasión por mi inocencia,
mientras la mía ansiosa, de cada esquina, de cada descubrimiento.

Todo lo quería tal y como fue, pero no contigo, pero con uno como tu.

Una imagen tan bella, de esas que te hacen querer ser todo lo que nunca te has atrevido a ser, se perdía a lo lejos.
Era un pescador descansando a la orilla de una piedra,
solo se notaba su silueta y la de su vara alzada dentro de la cubeta,
y detrás un barco que se perdía entre la niebla.

El mar sabe engañarme, sabe enamorarme y hacerme sentir enamorada de lo que sea que me rodee.
Esa noche me enamoré, solo por esa noche, erizada, temblaba,
mientras su cuerpo, tan desconocido, intentaba salvarme del frío.
Todo logró ser perfecto. Le hecho la culpa al mar.

Me acercaba cada vez mas, y la brisa se volvia tormentosa,
el cielo se agrisaba, las olas crujían.
Los pescadores recogían para no esperar la lluvia, pero ella los alcanzó.
Corrían, algunos a medio vestir, vara y cubeta en mano.

Hubo uno que llevaba el mar por dentro y que me llevo con el,
me llevo a entregar mi vida a cambio de su fuerza.
Aqui el mar no hacia falta. La gravedad nos falló y las estrellas bailaron para nosotros.
Aquella noche, por el mismo camino, en el mismo lugar, al que nunca imaginé volver sin miedo.

Ya no quedaba ni un pescador a la vista,
y ahora, en lugar de una, habían tres parejas acobijadas en sus respectivos carros.
Todo fue tan rápido, esperaba algo largo, aburrido y demasiado controlado,
fue todo lo contrario, como siempre, fugaz, apasionante y fuera de mi control.

Casi que me lleva hasta la muerte,
tuve oportunidad de salir, de salvarme, pero me quede.
Rebosante de inocencia, rebosante de amor, ansiosa de el,
prefería morir antes de perderlo, y lo perdí, y morí y haría lo que sea por volver.

Me encanta amar el agua, la tierra me resulta muy aburrida.



Adela Dore
. Nací en el 1985, en Santo Domingo, un domingo en la mañana. Soy Virgo ascendente Escorpio, hija de dos sociólogos de signo Leo y hermana de un León. A los 9 años vi “La Persistencia del Tiempo” de Dalí y supe que quería ser artista, algo que me frustró mucho porque yo entendía que el arte no se aprende y que yo dibujaba muy feo. Acercándose la hora de la verdad y viendo que no sabía que iba a hacer con mi vida, me hablaron de un lugar llamado Chavón. Fui, lo amé, y me di cuenta que el arte si se aprende y que nunca he dibujado feo. Me gradué hace 3 años y desde entonces no he parado de crear.

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