viernes, 19 de junio de 2009

Segundo taller de escritura

Taller de Escritura: Enfrentando el Proceso Creativo
Horario: Los lunes, Julio 13, 20, 27 y Agosto 3, 10, 17 de 6:30 a 9:30

Lugar: Community Service AllianceC/ Mario García Alvarado #50
Quisqueya, Santo Domingo
www.csadr.org
809-363-0961

Objetivo de la Clase:
1. Entender y manejar el proceso de la escritura
2. Desarrollar un trabajo final en seis semanas que posteriormente publicaremos en el Mapa Literario de Santo Domingo.
3. Introducir su realidad y su entorno en la escritura.
4. Técnicas de investigación para abordar los textos.
5. Motivar la creación de una comunidad de escritores y lectores.

Costo de la Clase: RD$ 3,000.00 (incluye seis clases de instrucción en un local con multiples aulas disponibles, meriendas, y certificado del Writing Project)

Inscripción: La clase tendrá un cupo de 15 personas. Para guardar su plazo en la clase tienen que llevar su pago a Community Service Alliance. Habrá un lista de espera para los que no se inscriban a tiempo.

Material de Apoyo:
1. Cuaderno y bolígrafo, laptop o algo con que escribir
2. Libreta de apuntes.
3. Diccionarios.

Instructores:
Frank Báez es escritor, psicólogo e investigador social. Edita la revista virtual de poesía Ping Pong,
www.revistapingpong.com, donde se publican poetas contemporáneos hispanoamericanos, se traduce poesía de otras lenguas y se debaten y divulgan temas relacionados con la poesía. Ha publicado los libros de poesía: Jarrón y Otros Poemas (Editorial Betania, Madrid, 2004), y Postales (Casa de Poesía, Costa Rica, 2008). También el libro de cuentos: Págales tú a los psicoanalistas (Editorial Ferilibro, Santo Domingo, 2007) con que ganó el premio de cuentos de la Feria del Libro del 2006. Se graduó de psicología en INTEC e hizo cursos de postgrado en la Universidad de Illinois en Chicago. Actualmente, colabora con la revista Global de Funglode, coordina el IDOP de Funglode y trabaja en un libro de cuentos para la editorial Universo de España.

Erika María Martínez es escritora Dominico-Americana residiendo en Santo Domingo, República Dominicana como becaria Fulbright. Obtuvo una Maestría de Bellas Artes en Escritura Creativa de Mills College en Oakland, California. Su trabajo está incluido en Colorlines Magazine, The Womanist, Homelands: Women’s Journeys Through Race, Place and Time y en la revista virtual Ping Pong. También colaboró con Teatro Luna de Chicago y con el museo Intersection for the Arts en San Francisco para la exposición Terror?
Programa de clase:

13 de julio 2009
Introducción
1. Desmontar los mitos acerca de la escritura creativa.
2. Ejercicios de escritura para estimular la espontaneidad y demostrar que se puede escribir bajo cualquier circunstancia.
3. Socializar la escritura en sus primeras etapas.
4. Tarea para la próxima clase.
Apuntes en el exterior: salir con una libreta y tomar apuntes de cosas que estimulen tus sentidos.

20 de julio 2009
Ensayo
1. Compartir la experiencia de escritura en el exterior con la clase.
2. Presentación: ¿Cómo introducir la realidad y la cotidianidad en la escritura?
3. Ejercicios sobre la escritura de ensayos.
4. Tecnicas de investigación.
5. Tarea para la próxima clase.
Investigar la historia del lugar asignado.

27 de julio 2009
Ficción
1. Compartir la experiencia de investigación con la clase.
2. Ejercicio: Desarrollo de un personaje.
3. Presentación: Trama, esquema del conflicto, el arte de titular.
4. Ejercicio: Desarrollo del diálogo.
5. Tarea para la próxima clase: A base de los ejercicios hechos en clase, desarrollar una escena ubicada en el lugar asignado.

3 de agosto 2009
Poesía
1. Charla: ¿Que es la poesía?
2. Elementos de un poema.
3. Análisis de diferentes tipos de poemas.
4. Ejercicio: Redacción de un poema.
5. Tarea para la próxima clase: Eligan el género en que van a trabajar.
Borrador completo #1.

10 de agosto 2009
1. Taller sobre la teoría de revisión.
2. Ejercicio de revisión.
3. Taller de textos: retroalimentación / revisión de los borradores.
4. Tarea para la próxima clase: Borrador #2.

17 de agosto 2009
1. Perfeccionamiento del texto: sintaxis, ortografía, la palabra precisa.
2. Lectura de las versiones finales de los textos.
3. Discusión de lo aprendido en clase.
4. Enviar los textos para publicación.
5. Entrega del certificado.


martes, 9 de junio de 2009

Mapa Literario de Santo Domingo


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Parque Duarte

En el Parque Duarte
por Valentin Amaro

Agonizando,
la tarde se va
como ciertos muertos
que se pierden en mi memoria

Bajo las moradas trinitarias
dos viejitos conversan escoltados por la muerte
en la acera dos perros sarnosos
se lamen, se lamen
y nueva vez siento que la ciudad
se me pierde entre los dedos

Porque Santo Domingo
es un azar petrificado en los más hondo
azar sufrido
irredento
sentido
resquebrajado

Y hay haitianos perdidos
que ya no son esclavos y que usan ipods
y edificios que parecen eternos
y sueños que se nos gastan en frías paredes
y letreros casi borrados que dicen MVP
y fundas repletas de hollín y mierda
y mujeres y chulos que merodean la zona
esperando clientes que a veces llegan
que a veces no llegan
y colmaderos gordos y desdentados
y un poeta que se jarta de masitas y Country Club
para luego volver a sus tareas
y mujeres gordas que imitan a Nancy Alvarez
con su talk show de Miami

Presiento que la ciudad es también
una mujer gorda que lee el periódico
que abre las pierna y bosteza
u otro espejo
otra forma de inventarnos y perdernos
hastiados en el grito
en el mismo viento frío
como entonces
como siempre


II

Y sucede que así vivimos
y nos pesan las ojeras
las manos
los vecinos que tocan a la puerta pidiendo cualquier cosa
los labios de la amada
que a veces tiene cara de Fiona la de Shrek
y este angustioso ropaje a cuestas
que nos invade
y nos mata

No hay dudas
la ciudad es una trampa
un extraño quebranto
un olor a flor quemada
invento que un día cualquiera hacemos
sórdida temblor
abriéndonos de par en par las puertas
.
.
Valentín Amaro. Nació en La Piragua, Gaspar Hernández, provincia Espaillat, República Dominicana (1969). Escritor, educador y gestor cultural. Posee una Maestría en Gestión y Educación Universitaria por la Universidad Católica Santo Domingo. Desde el año 2000 pertenece al Taller Literario César Vallejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y del Círculo Literario El Aleph.
Dirije las actividades del Grupo Literario "Franklin Mieses Burgos" del Ateneo Insular Internacional en Santo Domingo. Tiene publicado:"En el temblor de las visiones" por la Editora Nacional y Ediciones Ángeles de Fierro, también publicado por Obsidiana Press de West Virginia. En el 2008 la Federación Internacional de Jóvenes Líderes y Emprendedores Jaycees´72 le reconoció como JOVEN SOBRESALIENTE por sus aportes en materia cultural al país.

viernes, 5 de junio de 2009

Carrefour

El Coffee Shop

por Maritza Álvarez

Las blancas tazas del café chocan entre sí y la sacan de sus pensamientos. Yokaira sonríe pensando que ya está cerca el día de irse para Europa como casi todas sus primas. Levanta la vista y ve allá, entre las sillas de metal blancas y azules, al muchacho con la máquina de brillar el piso moviéndose desganadamente. Mira hacia el centro del lobby y ve pasar a una mujer vestida con un conjunto de jeans azul claro; una niñita corre gritando, al fondo a la derecha un hombre sube a una escalera de metal y empieza a pintar el letrero de Yogen Früz; dirige entonces la vista hacia la puerta de entrada y alcanza a ver a Pierre entrando desde el parqueo, una lluvia fría empieza a caer. Ella empieza a ordenar las tazas mientras por el rabillo del ojo lo ve acercarse.
- Buenos días, Yokaira, ¿cómo estás?
- Buenos días, señor Pierre, bien gracias.
- Lindos pantalones, ¿los compraste aquí?, pregunta él mientras sus ojos recorren senos, caderas, senos, boca, pelo.
- Sí, los compré aquí el día de San Valentín. Ese día usted me dijo que ese color me quedaba bien. Ella recuerda que también dijo algo sobre el movimiento de las caderas de las dominicanas, pero se lo calló.
- ¿Desde cuando trabajas aquí?
- Desde hace un año, bueno, entré en navidad, así que desde hace un año y dos meses.
- ¿Y siempre has trabajado aquí en el coffee shop?
- Sí, vine porque la que trabajaba aquí, mi amiga Xiomara, salió embarazada.
- Y dime, ¿te gustaría trabajar en algún otro departamento?, porque si es así yo podría ayudarte.
Llega un cliente.
- ¡Dame un capuchino! Ordena, casi voceando.
Entonces ella se voltea hacia la máquina de hacer café mientras piensa que el señor Pierre viene siempre a saludarla, cuando llega en las mañanas, que es muy amable con ella, que le dice piropos agradables, no como esos groseros de los empacadores, que se la pasan diciéndole “mami”, “mamacita” y piropos vulgares. Además no tiene mujer, siempre está solo aquí, y no está mal, no es ni viejo ni joven. Tiene una linda cabellera gris, que hace juego con sus ojos, aunque es demasiado blanco y está medio gordito, a diferencia de su novio, que es morenito como ella, y está roca, como dicen sus amigas.
- Aquí tiene, señor, ¿desea algo más?
- No, gracias, dice el hombre mientras se sienta, en la mesa contigua al mostrador, junto a un hombre más joven con lentes oscuros y que habla por un celular, mientras sostiene otro en la mano.
- ¿Y usted, señor Pierre, desea algo?
- Sí, un mocachino y unas tostadas francesas.
Se sienta y la mira manejar la máquina, las tazas, la plancha de tostar, mientras piensa en Yokaira.

La vio desde los primeros días cuando llegó aquí directo desde Francia. Pierre, a sus 55 años, había recorrido mundo. Era un especialista en gastronomía francesa, un gran conocedor de vinos y tenía una especialidad en administración de alimentos y bebidas. Había vivido en lugares tan exóticos como Filipinas, Marruecos, Bali, Shanghai y antes de llegar a Santo Domingo estuvo dos años en España (donde había perfeccionado su español universitario). Pero se había cansado de tantos trotes y había aceptado una invitación de su amigo Patrick Elmerich, actualmente gerente del Carrefour en República Dominicana. En Madrid había conocido algunos dominicanos, pero solo en fiestas de grupos donde hasta intentó bailar merengue con una bella mulata. Así que en su recuerdo era grato el nombre de la isla, entonces cuando Patrick lo llamó no lo pensó dos veces. Llevaba ya tres meses en este país de gente siempre sonriente, que trabajaban como esclavos y que como le decía Patrick no le tenían miedo al trabajo duro. Había puesto sus ojos en Yokaira desde la primera semana, no recordaba exactamente cuando la había visto por primera vez, pero se había hecho costumbre parar a tomar un café y conversar con ella. Era una hermosa mulata joven, de unos 24 años, alta, unos 5’7”, no son tan altas las mujeres aquí, pelo negro, ojos vivaces, muy delgada, podría ser modelo si quisiera.
Le encanta la alegría de esta gente, lo cálidos que son, le gusta oírlos hablar, la musicalidad, las frases, ya ha aprendido muchas; piensa que tal vez debería retirarse aquí y conseguir una bella mulata como Yokaira.
- Aquí tiene, señor Pierre, mocachino con tostadas francesas, ¿desea algo más?
- Bueno, es temprano y no hay muchos clientes, ¿podrías sentarte aquí a conversar un ratito?
- Sí, como no.
- Dime, ¿cuántos años tienes?
- 24.
- ¿Eres de la capital?
- Sí, vivo en Los Alcarrizos con mi papá, mi mamá y dos hermanos.
- ¡ah! ¿y tienes novio?
- Sí, se llama Ramón y estudia ingeniería civil en la UASD.
- ¿Y te gusta bailar merengue?
- Sí, y bachata y salsa, voy casi todos los domingos con mi novio y sus amigos a bailar a Makumba, una discoteca en la avenida San Vicente de Paúl, en Los Mina, ¿la ha oído mencionar?
- Ah, sí, la conozco, cuando llegué aquí unos amigos españoles me invitaron a conocer la vida nocturna de la ciudad y pasamos una noche recorriendo varias discotecas. A ustedes los dominicanos les gusta mucho el baile y creo que son muy desinhibidos porque bailan con personas que no conocen como si las conocieran de toda la vida, hay mucho erotismo en sus movimientos y son muy alegres también.
- Perdone señor Pierre pero acaba de llegar una cliente.
- Sí, sí, seguimos hablando después.
- Dígame señora, ¿qué desea?
Yokaira regresó a la máquina del café mientras pensaba que el señor Pierre era muy amable y educado, nunca decía groserías. También recordaba que el señor Pierre le había preguntado si le gustaría trabajar con él en el área del delicatessen; ella le había dicho que no, pues eso había sucedido en los primeros días de su llegada, pero hoy mientras conversaban había decidido que sí le gustará trabajar con él, estar más cerca y tal vez así él se decidiría finalmente a invitarla a salir; pues ya llevaban casi tres meses de estos encuentros a su llegada en las mañanas y él casi nunca le preguntaba cosas personales, hasta hoy.

Pierre se acomoda en la silla de metal blanca y azul mientras observa a Yokaira preparar café, mover las tazas con agilidad, sonreír a cada cliente que llega, cobrar y limpiar el mostrador, todo al mismo tiempo. Piensa que ella tiene la edad de su hija Aimée que vive en Marruecos. Piensa que está un poco cansado de salir con mujeres tan jóvenes que podrían ser sus hijas. Dirige su mirada a una mesa cercana y acaba de notar a dos mujeres conversando animadamente y cuando la bocina estridente del Carrefour hace una pausa puede escuchar que hablan en francés. Observa, las ve reír, una morena, la otra rubia, de mediana edad ambas, una de ellas le dirige una breve mirada y él en ese momento toma una decisión y se pone de pie encaminando sus pasos hacia la mesa de ellas mientras va pensando: “Creo que ya es tiempo de que admita que estoy en la crisis de la mediana edad y que haría el ridículo saliendo con una jovencita como Yokaira”. Mientras en el coffee shop moviendo las blancas tazas del café Yokaira piensa “mañana cuando llegue el señor Pierre le diré que mi sueño siempre ha sido irme a vivir a Europa”.
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Maritza Álvarez, pintora, dibujante y fotógrafa. Nacida en Santo Domingo, República Dominicana, en 1954. Miembro de Fotogrupo y de la Féderation International del Art Photographique (desde 1992). Fundadora y directora de Visiones x Ocho (1995). Coordinadora de la página fotográfica de la Revista Cultural Vetas (1995-2003). Editora de la sección Cámara Oscura de la revista Artes en Santo Domingo (2003-2006). Ha recibido múltiples galardones, entre los más recientes se encuentran: "2009, Universidad Autónoma de Santo domingo. Facultad de Artes. Reconocimiento por su trayectoria en la fotografía" y "2004, Premio XX Concurso de Arte Eduardo León Jimenes".

Acuario Nacional

Nos robaron las aletas
por Riamny Méndez


No la impresionó. Demasiado letargo en los movimientos. Agua acumulada en vidrieras: vasos llenos, inservibles.

Los peces eran como juguetes plásticos moviéndose entre plantas acuáticas. Era fantástico y tonto. ¿Dónde estaba el mar? ¿Dónde los peces saltarines, el agua azul?

-¿Para eso me trajeron a la Capital?- pensé cuando vi el Acuario por primera vez. Había salido de mi pueblo a conocer el mar. Tenía ocho años, y dormí durante todo el trayecto. Desperté. Ante mí, un edificio enorme. Estaba cansada.

Cuando salí del Acuario, ahí estaba el mar. Nadie tuvo que enseñármelo. ¡Esa cosa azul, sonora, inmensa, tenía que ser! Nunca paraba de hablar, pero por minutos hice silencio. Luego, pregunté:

-¿Dónde están los peces de colores? ¡No se mueven entre las olas !Jajajaj- mami me haló las colitas con las que domaba el pelo crespo, mientras yo me alisaba con las manos un coqueto vestido dominguero.

Me fascinó entonces el misterio. Así que al menos ese día, sólo vería los peces en las vidrieras.

Bueno, había que regresar al pueblo sin olas. No, no, no les hablo de Bolivia, les hablo de Tamayo, un municipio dominicano, que tiene una playa cercana, en la provincia Barahona, a sólo 45 minutos de distancia. Y para nosotros el mar no existe.

-¿Cómo se hacen los caracoles?
-Pues, lo fabrican con piedras los artesanos-me dijo una prima de ocho años como yo, en un espacio invadido por el olor dulce, pegajoso, de los mangos. Y me pareció la respuesta más natural del mundo. En la cocina de mi abuela había dos de esas curiosas tonterías. Nunca, hasta que cumplí los diez años se me ocurrió pensar que vinieran del mar. Jajajajaj y creen los europeos que Dominicana es una eterna fiesta de playa. Mis amigos y yo, al menos en los años infantiles, no hicimos confidentes del mar. Veíamos el mar como un misterio lejano. Las familias no iban a nadar a las playas, así que tuve suerte de descubrir el mar, aunque sin playa, en la niñez. A la playa íbamos de adolescentes, durante la primera excursión escolar o de amigos, siempre acompañados de algunas de nuestras madres. Era como si lo hubiéramos conocido toda la vida. Nos acostumbramos a las corrientes tan distintas al río, a la tibieza de la arena, pero no sabíamos nadar en agua salada, nos desconcertaban esas olas.

-¡Cuidado muchacho, que eres un peje de agua dulce!-decían las madres que acompañaban al grupo al ver los intentos por nadar de sus muchachos, acostumbrados a las corrientes tranquilas del Yaque del Sur. Éramos peces cojos. Se nos habían deformado las aletas.

Riamy Mendez. Periodista, posgraduada en relaciones internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y la Universidad Tecnológica de Santo Domingo (INTEC), con estudios de actualización profesional con énfasis en periodismo literario en el Instituto de Periodismo José Martí, de la Habana, Cuba. Tiene experiencia en cobertura de temas sociales en Diario Libre, Listín Diario, el desparecido periódico El Siglo y la revista Rumbo. Actualmente trabaja para el semanario CLAVE. Ha sido oficial de información de Alianza ONG. Como parte de sus responsabilidades coordinó el capítulo dominicano del proyecto “Rendición de Cuentas y Transparencia de las Organizaciones de la Sociedad Civil en Iberoamérica”. Desde esa posición trabajó en el estudio exploratorio “Rendición de Cuentas y Transparencia de las Organizaciones de la Sociedad Civil en República Dominicana” y coordinó el Portal Dominicano de Desarrollo www.impulsar.org. Ganadora del primer lugar del concurso de periodismo Rafael Herrera Cabral de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo (Funglode).

Maleconcito

Maleconcito

por Adela Dore


Llevaba un color verde muy intenso y no paraba de bailar,
al acercarme a el sentía como me perdía entre sus olas,
sentía algo muy profundo, algo que no puedo describir,
como un sentimiento de alguna vida pasada,
o una historia de amor que nunca fue.

El momento, reuniendo detalles tan perfectos, me llevó al recuerdo de ese día.
Esa sonrisa dulce y pícara que me ofrecía una bachata,
ese mar intenso, oscuro, lleno de pasión, que nos mandaba a la orilla en cada beso.
Su piel, tersa, iba a toda lentitud, sintiendo compasión por mi inocencia,
mientras la mía ansiosa, de cada esquina, de cada descubrimiento.

Todo lo quería tal y como fue, pero no contigo, pero con uno como tu.

Una imagen tan bella, de esas que te hacen querer ser todo lo que nunca te has atrevido a ser, se perdía a lo lejos.
Era un pescador descansando a la orilla de una piedra,
solo se notaba su silueta y la de su vara alzada dentro de la cubeta,
y detrás un barco que se perdía entre la niebla.

El mar sabe engañarme, sabe enamorarme y hacerme sentir enamorada de lo que sea que me rodee.
Esa noche me enamoré, solo por esa noche, erizada, temblaba,
mientras su cuerpo, tan desconocido, intentaba salvarme del frío.
Todo logró ser perfecto. Le hecho la culpa al mar.

Me acercaba cada vez mas, y la brisa se volvia tormentosa,
el cielo se agrisaba, las olas crujían.
Los pescadores recogían para no esperar la lluvia, pero ella los alcanzó.
Corrían, algunos a medio vestir, vara y cubeta en mano.

Hubo uno que llevaba el mar por dentro y que me llevo con el,
me llevo a entregar mi vida a cambio de su fuerza.
Aqui el mar no hacia falta. La gravedad nos falló y las estrellas bailaron para nosotros.
Aquella noche, por el mismo camino, en el mismo lugar, al que nunca imaginé volver sin miedo.

Ya no quedaba ni un pescador a la vista,
y ahora, en lugar de una, habían tres parejas acobijadas en sus respectivos carros.
Todo fue tan rápido, esperaba algo largo, aburrido y demasiado controlado,
fue todo lo contrario, como siempre, fugaz, apasionante y fuera de mi control.

Casi que me lleva hasta la muerte,
tuve oportunidad de salir, de salvarme, pero me quede.
Rebosante de inocencia, rebosante de amor, ansiosa de el,
prefería morir antes de perderlo, y lo perdí, y morí y haría lo que sea por volver.

Me encanta amar el agua, la tierra me resulta muy aburrida.



Adela Dore
. Nací en el 1985, en Santo Domingo, un domingo en la mañana. Soy Virgo ascendente Escorpio, hija de dos sociólogos de signo Leo y hermana de un León. A los 9 años vi “La Persistencia del Tiempo” de Dalí y supe que quería ser artista, algo que me frustró mucho porque yo entendía que el arte no se aprende y que yo dibujaba muy feo. Acercándose la hora de la verdad y viendo que no sabía que iba a hacer con mi vida, me hablaron de un lugar llamado Chavón. Fui, lo amé, y me di cuenta que el arte si se aprende y que nunca he dibujado feo. Me gradué hace 3 años y desde entonces no he parado de crear.

Plaza Central

PLAZA CENTRAL

por Sheilly Núñez


Sólo la ciudad circunda el centro del huerto
y se esfuma suavemente otro instante.


La manzana cae del árbol mordida,
a voluntad,
con deseo de presumir,
empapada por la lluvia transgresora de un cielo virgen.


Serpentea la felicidad en bolsas de regalo,
empaquetadas para usar y tirar
revelando la tentación de hurgar entre objetos inocentes
que devoran nuestros ojos como fieras.


Un niño usa mi mirada como pista para rodar su carro de juguete,
transporte de ilusiones que sólo son posibles en pequeño
en su edén de pocos centímetros.


Lujo para seducir expuesto en la vitrina,
es preciso ceder a su presión,
llenarse lentamente de vacío,
intercambiar el propio valor y consumirse,
pecar por completo.


La presencia de una voz se apodera del espacio:
“¿Quién te enseñó que estaba desnudo?”
Somos sólo ojos y envidias calladas,
Somos maniquíes de una identidad que no es la nuestra
Somos ecos humanos
clientes de lluvia y miedo
de interminables gotas que perforan el techo con violencia
amenazando con dejar la ciudad en escombros para que ya no pueda notar
la maniobra bífida en las marcas.


Me llevo sólo el recuerdo de un aroma arrebatado por su precio
mi bolsillo conoce la diferencia entre el bien y el mal
dejo Adanes prisioneros en Plaza Central
reclamando la injusticia de la lluvia
y otras Evas suspirando con la próxima quincena
para volver al paraíso que dejaron atrás
aquel que predican los estantes.


Sheilly Núñez Guerrero, nació en Santo Domingo, República Dominicana el 12 de Mayo de 1980, Entre los 17 y 20 años obtuvo varios premios literarios nacionales en concursos de narrativa. En el año 2004 su libro de cuentos: “Los Elementos” es seleccionada como obra ganadora del “Concurso de Cuento Joven de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo”.